Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj;
Julio Cortázar, Historias de Cronopios y Famas
O mais singular é que, se o relógio parava, eu dava-lhe corda, para que ele não deixasse de bater nunca, e eu pudesse contar todos os meus instantes perdidos. Invenções há, que se transformam ou acabam; as mesmas instituições morrem; o relógio é definitivo e perpétuo; o derradeiro homem, ao despedir-se do sol frio e gasto, há de ter um relógio na algibeira, para saber a hora exata em que morre.
Machado de Assis, Memórias Póstumas de Brás Cubas
Diz-me Carlinhos, como modernizamos a metáfora para os relógios a pilhas? A pilhas não, a bateria dos telemóveis-inteligentes. :)
ResponderEliminarNão Ruminante,
EliminarNa actualização da metáfora já nós vivemos: apáticos, tecnologicamente imbecis.
(Gostei do blog)
Gostei da resposta. Embora, com pena de tanto concordar com ela.
Eliminar